Hoy en día podemos apreciar de manera más clara y rápida los polos opuestos en cada situación, en cada acto y en cada actitud personal. Los extremos no se podían percibir, ni se podía imaginar que de forma paralela existiera otra cara de la moneda que nos mueve a hacer o no hacer algo, así como a poder percibir la ventaja dentro de lo que se experimenta como desventajoso o viceversa.
Ejemplos:
1. En caso de una enfermedad sólo se podía ver lo desafortunado de la situación. - ¡estoy enfermo(a)! -, hoy en día se puede observar el ‘para que’ de la enfermedad: a partir de mi enfermedad… he comprendido que bla, bla, bla – sin que tenga que pasar mucho tiempo como antes.
2. En caso de un abandono sólo se distinguía el dolor del acto, ahora pasa la persona a percibir lo auto-suficiente que siempre ha sido con mayor velocidad.
Estas 2 caras de la moneda siempre han existido, pero se necesitaba de mayor tiempo para poder llegar a estas conclusiones. Con esta distancia de tiempo se llegaban a conclusiones separadas, como si fueran dos cosas diferentes.
Ahora se pueden ver más claro y en menor tiempo como una sola moneda las dos caras literalmente opuestas. Hemos ampliado nuestra capacidad de percepción.
Así, ahora podemos comprender que cada acto ‘bondadoso’ de nuestra parte conlleva una ganancia propia. Que cada acto ‘despiadado’ de nuestra parte conlleva un beneficio para alguien más.
No digo nada nuevo, siempre hemos comprendido que:
‘Todo lo malo tiene algo bueno y que todo lo bueno tiene algo malo’.
Lo que ahora les digo es que podemos verlo casi, y sólo casi, de manera simultanea.
Con este cambio en nuestra manera de percibir las cosas se puede tener un atisbo del Orden Perfecto.
Isabel Martínez Loya