domingo, 24 de febrero de 2013

A… ¿Qué somos?


Somos el simple resultado de lo que creemos.

¿Crees qué las creencias que tienes son propias o que te fueron heredadas de tu familia y de la sociedad a través de los tiempos?

¿Cómo, cuándo y dónde se formaron?

¿Quién las instituyó? 

¿Qué pasa si te digo que cohabitamos ahora mismo con los dinosaurios? 

¿Qué tal si tengo razón?

Pero al igual que tú… no los puedo apreciar.

¿Qué tal si el ser humano tiene la capacidad de atravesar paredes?

Pero al igual que tú… no lo puedo hacer.

Recuerdo un día, en el que una de mis hijas me dijo saliendo de la escuela que había visto desde la ventana de su salón muchos delfines en el mar. Entonces estacioné el coche y nos bajamos en el malecón y con atención observamos el mar. Y de repente… apareció un delfín, y después otro… y otro más… ¡la emoción nos rebasaba! Las personas que pasaban junto a nosotros se detenían a ver lo que observábamos… y empezaron a verlos. Así nos fuimos contagiando unos a otros…. crecíamos en número de espectadores. Hasta que de pronto alguien empezó a negar lo que veíamos… y contagió al de junto, y el de junto contagió a que estaba a su lado, y así sucesivamente… hasta que dejamos de verlos nosotras también. ¿Cuál era la realidad? ¿Eran delfines o no? ¡Quién sabe! ¡Nadie sabe! Para mi, para mis hijas y para muchos los vimos, para otros no existieron. Lo que sí me queda claro es que en mi realidad (y sólo hablo por mí) si estaban y luego ya no estaban. Las dos realidades fueron ciertas. 

¿Cuántas cosas habremos dejado de observar, de experimentar o de creer por contagio?

¿Cuántas cosas apreciamos como reales cuando sólo son producto de nuestros pensamientos (sueños, creencias, imaginación)?

¿Qué pasa si mis pensamientos no son neutros?

Si esta realidad la estamos soñando, entonces… podemos fabricar una nueva y muy diferente, como lo hacemos con nuestros sueños. ¿Cómo la diseñarías? ¿Hasta dónde llega tu imaginación y tu creatividad?

Mientras tanto…  yo, como Sócrates ‘mejor’: Solo sé que no se nada.  ¡‘Nada’ es mejor, a lo que yo he inventado, sin lugar a dudas.

Isabel Martínez Loya

PD: Como inicio… y sólo como inicio; ayuda la técnica de HOPONOPONO, para des crear lo creado por el subconsciente.