sábado, 10 de marzo de 2012

A somos mucho más… que simples programas:


¿Cuántas veces te has visto repitiendo una y otra vez los mismos sentimientos debido a diferentes sucesos?

Cada quien en su vida experimenta de forma única, repetidamente determinados sentimientos, que si uno llega a entender el trasfondo que ellos… puede aprovecharlos para su desarrollo espiritual.

Copio del libro de Al-Anon su principio de las <3 C´s:
-       Yo no lo cree,
-       yo no lo puedo controlar,
-       yo no lo puedo cambiar >

Y yo agrego… Pero lo puedo transformar, ya que: ¡Somos mucho más que un simple programa!

El programa está diseñado para que funcione… ¡y funciona con Excelencia! ¿Acaso no es la repetición de un mismo problema… lo que te hace buscar y buscar la forma de salir de él?

Si aún no lo has resuelto, es porque todavía no has encontrado la puerta adecuada para transformarlo. Cuando te das cuenta que el problema forma parte de una programación interna, y que nada has podido hacer con ella… ¡pedirás! … implorarás! … por ayuda, y esta vez - la petición vibrará con la potencia adecuada que te conectará a otro nivel de frecuencia. Entonces y sólo entonces…  podrás percibir  una especie de trampolín que te permita trabajar por encima de dichos sentimientos, de dicho programa. Aprenderás a usarlos de manera diferente, transformando tu ego -de egoísta a altruista. Es decir, dejarás de experimentarlos como sentimiento de separación y aprenderás a utilizarlos como una herramienta para sentir la conexión con los demás.

Ejemplo:   

Observo una y otra vez -cómo mi manera de ser y de interpretar el comportamiento de los otros, me lleva siempre a adoptar una postura contraria a la de la mayoría de los que me rodean. Con mi forma de percibirlo y exponerlo a los demás -los detono-, y por ende, descalifican mi postura. ¿Y cómo podría ser de otra manera, si mi programa traduce de forma diferente al del resto?

Ahora he aprendido que esa forma mía de interpretar, es un programa dentro de mi, que yo no cree; que no he podido controlar; ni mucho menos cambiar. Así que ahora, con mayor frecuencia recuerdo: ‘que es mi programa; que yo no soy el programa; y que YO soy algo más que eso. Es decir… me elevo por encima de aquella programación y observo la intensión del Programador. Es Perfecto. Así he logrado transformar en algo mucho mejor - aquellas cualidades que me causan conflicto en mi interacción con los demás. También sé que ésta, como muchas otras características internas,  serán el vehículo para seguir alcanzando mayores transformaciones… ¡una y otra vez!

Isabel Martínez Loya                                

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